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Pablo sinaí

El signo que habito

Diciembre 2021

Una pregunta inactual: ¿Y si la pintura no ha dejado de responder a las necesidades artísticas contemporáneas? ¿Y si la pintura –repito, luego de las múltiples sentencias de muerte– renace en cada trazo, traza, marca, color, línea, incisión, sutura y huella? Me refiero a la primacía de la forma. Al carácter de la composición. Al oficio del artista ab-negado (nunca héroe). Porque se sabe desde hace por lo menos medio milenio, la pintura es –en todos los tiempos verbales– una cosa mental entramada en un cuerpo que la asiste y la resiste y un cuerpo entramado en una mente que la asiste y la resiste para con- formar una imagen. Y esto le cabe, especialmente, al pintor de la cueva de los sueños olvidados.

Otra pregunta, anacrónica esta vez: ¿Qué expresa una pintura?, o mejor aún, ¿cómo contar sin explicar?, ¿cómo narrar sin informar?, ¿cómo interpretar la luz de una paleta, el tono o el espectro de un matiz?, ¿cómo? Construyendo una hermenéutica (y una hermética) pictórica en donde las palabras no pierdan su tino ni su brío ni su ardor. Leamos juntos el discurso de un artista cuando lo desborda la conjetura. En este caso la imagen atestiguando su atávica impostura: paralelas que descubren su punto de fuga fuera del mundo (fuera del cuadro o fuera de cuadro), formas orgánicas o trayectos lineales regodeándose en la pura materialidad, el objeto lacanianamente perdido: un salto al vacío del espacio, al espacio vacío que se debe habitar.

Lo proclamaban nuestros célebres antepasados: la letra con sangre entra.
Habrá que apelar entonces a un bisturí. Habrá que contemplar cada pintura como un avieso cirujano y transitar la galería como filólogos prusianos hundidos en un diccionario bilingüe: leamos estas palabras igual que una pintura (estas palabras son una pintura y son un pre-texto). Letras dibujadas intentando tejer un sistema de signos condenado a la disolución.

Es así (voy a parafrasear, eufemismo conveniente para quienes se dedican al robo): pintar piensa. En un determinado punto nos volvemos incapaces de distinguir esos verbos sino solamente su orden. Pensar no pinta. Pintar piensa.

Pintar encuentra lo que aquel que pintó no podría pensar sin la pintura.

Manuel Quaranta
Octubre de 2021